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Buzón de tiempo.

Obedeciendo a una nostalgia que era casi una costumbre, Fabián abrió su billetera y extrajo con cuidado el papel, ya amarillento, doblado en cuatro. 

Era la última esquela de Juliana, escrita cinco años atrás: Fabianzuelo: qué bien lo pasamos ayer. No quiero pedirle más recompensas a la vida. Así ya está bien. ¿Para qué más? Creo que nunca antes me había sentido tan a gusto contigo y conmigo, con tu cuerpo y con mi cuerpo. Ahora tengo que irme, qué lástima, pero será apenas por una semana. Ya te estoy echando de menos, ya quisiera tenerte. Y que me tuvieras. Ojalá que nos dure esta necesidad del otro. Y nada más. No te mando besos de papel, porque no pueden competir con los verdaderos. Sólo de evocarlos, me estremezco. Hasta el sábado. Juliana.

(Buzón de tiempo, de Mario Benedetti)