Share This.

Sushi.

Auscultar las ganas de sobredosis de ti y coleccionar desayunos en tus piernas. Que luego de tanto medir las constantes se nos arrugan las sábanas y hay que hacer la cama. Y yo la única cama que quiero hacer es contigo dentro.
Me dejé la orientación en tu mesita de noche, muy cerquita del “Ecce Homo”,y la cambié por sushi precocinado en tu sofá.
Qué pena que el único testigo de tu cuerpo con mis manos fuera tu reloj, con las veces que me imaginé abrazándote fuerte la mirada. Como esa noche que casi se nos moja hasta el corazón. Y como las noches durmiendo en el filo de tu cama. Sin chaleco salvavidas.

Y transformar estas ganas de comerte la vida por mordiscos en tus caderas. Y entrar en éxtasis como obligación.