La lejanía y, por así decirlo, el espacio en torno al hombre crecen a medida que crece la fuerza de su mirada.
Su mundo se vuelve más profundo, se hacen visibles estrellas siempre nuevas,enigmas e imágenes siempre nuevos.
Quizás todo aquello sobre lo que el ojo del espíritu ejercitó su perspicacia no fuera más que un pretexto para ejercitarse, una cosa de juego, algo para niños y cabezas infantiles.
Acaso un día los conceptos más solemnes, por los cuales más se ha luchado y sufrido, no nos parezcan más importantes que le parecen al hombre viejo un juego infantil y un dolor infantil.
Y acaso el hombre viejo vuelva a tener entonces necesidad de otro juguete y de otro dolor:
¡Siempre todavía bastante niño, niño eterno!
"Más allá del bien y del Mal" (1886)- F.W.Nietzsche