Desangelar los recuerdos que quedaron en un simple frenesí de caderas en los que hubo momentos en los que ardíamos para sobrevivir.
Y ahora ardemos por inercia-la de mi boca a tu sexo-y te recuerdo con la memoria de un paisaje inundado de humo de cigarro consumido de tanto mirarte las maneras.
Y encontrarte en un andén esperando a la chica más guapa de la estación.
Pero ella nunca aparece y yo no puedo evitar acercarme a ti y vaciarte las nostalgias con abrazos que chocan la distancia disculpable disfrazada de corazón desorientado.
Y acabar pensando en los peligros del primer café y en el reclamo de un último beso que no quiero que llegue,y así,es casi obligado que tengas que venir a silenciar los momentos de cordura en mi espalda con besos que superan el umbral de armonía desintegrada que olvidaste mezclar en mi almohada una noche de coma etílico en tus piernas.